La boda de Carolina & Pablo: el concepto de una casona antigua convertida en su hogar por un día
Por: Team Bridetique
La historia de una celebración muy íntima en una casona de la Ciudad de México, donde no montaron una boda, sino que habitaron la casa como si fuera de ellos.
En un mundo donde las bodas suelen aspirar a lo monumental, Carolina Evoli y Pablo Soto eligieron lo íntimo, lo honesto, lo profundamente personal. En una antigua casona de la colonia Juárez, en la Ciudad de México, celebraron su amor con una ceremonia que fue más que un evento; se trató de una extensión de quienes son: exigentes con los detalles, apasionados por la estética, profundamente conectados con los suyos.
Carolina dirige Evoli Studio, un estudio de diseño que trabaja con proyectos de hospitalidad y marcas creativas. Pablo es originario de Hermosillo, vivió en Nueva York y ahora es director en una firma financiera.
A ellos los une una profunda pasión por la comida, una obsesión compartida por los detalles y un gusto muy definido (y exigente). Pablo tiene un ojo agudo para la moda y Caro es meticulosamente perfeccionista. Por eso, planear la boda fue un proceso tan minucioso como intenso: cada elección —por pequeña que pareciera— debía sentirse auténtica y reflejar exactamente quiénes son.

La boda de Carolina Evoli y Pablo Soo se llevó a cabo el 29 de marzo de 2025.
“Nuestros gustos son muy similares, y cuando no coincidimos, siempre tratamos de convencer al otro. Nos inspiramos mutuamente.”
SU HISTORIA DE AMOR
Comenzó años atrás, en 2011, con un par de encuentros casuales entre amigos en común antes de que él se mudara a Nueva York. Pero fue hasta 2016, en un evento en el Museo de Bellas Artes, que el destino decidió sincronizar los tiempos y dar comienzo a lo que sería su historia de amor.
Durante un viaje a la Riviera Maya, Pablo le propuso matronio a Caro.




La inspiración detrás de la boda
El proceso de planear la boda fue, como ellos dicen, “intenso para todos los involucrados”. Cada decisión debía sentirse completamente alineada con quienes son. Por eso, cuando Andrea Peltier (@ssah_ssah_ssah), wedding planner y amiga de Carolina, les mostró Liverpool #76, supieron que no necesitaban ver nada más. La casona con techos altos, habitaciones conectadas y un patio central les hablaba directamente.
“No queríamos 'montar' una boda, sino habitar esa casa como si fuera nuestra.”
Y así fue. Desde el inicio, pensaron en cada detalle como una extensión de su vida cotidiana: la comida, la música, la atmósfera. La cena fue family style, con casi 20 platillos diseñados por Table Studio, inspirados en sus antojos personales —desde sashimi de toro hasta bobo burgers para la despedida.
La coctelería, curada junto a los primos de Carolina, fundadores de Exploradores de Café, fue pensada como un recorrido sensorial por sus tragos favoritos. Incluso los uniformes de los meseros fueron diseñados con la misma tela del velo de la novia —obra de Banzo, la firma de la diseñadora Camila, amiga cercana de Caro— en un gesto poético que hilaba todo con delicadeza.
La estética fue sencilla y elegante. Flores blancas, tulipanes, como los que Carolina y Pablo usan en casa. Una playlist hecha a mano, canción por canción, con piezas que habían sido la banda sonora de sus años juntos. “Fue hermoso ver cómo nuestros amigos se daban cuenta de que esa canción era también parte de su historia con nosotros”, recuerdan.
EL VESTIDO DE LA NOVIA
El vestido de Carolina fue un diseño de Vivienne Westwood, acompañado por zapatos Jimmy Choo.




Pablo vistió Celine by Hedi Slimane. El dress code, “Formal a Discreción”, invitaba a los invitados a vestirse con intención, pero sin rigidez: “Vístete como quieras, solo échale ganas”. Porque así son ellos: cero imposiciones, todo corazón.


El primer baile fue con “Loving Is Easy”, de Rex Orange County, un tema que, como su relación, les hace sentir en casa. No hubo votos, ni eventos antes o después. Todo sucedió ahí, en ese día, en ese instante irrepetible.
Lo más memorable para Pablo fue ver a Carolina vestida de novia por primera vez, y el tener a todos sus seres queridos reunidos. Para Caro, fue un cúmulo de emociones:
“Sentir que cada persona que estuvo ahí es alguien que quiero que siga en nuestras vidas para siempre. Hacer la boda como la hicimos fue nuestra forma de decirles eso. ”
MOMENTOS PARA RECORDAR
Uno de los momentos más icónicos llegó cuando uno de sus mejores amigos, quien sufre de pánico escénico, sorprendió a todos cantando una canción compuesta especialmente para ellos, acompañado por un trompetista. “Fue surreal, absurdo, vulnerable, adorable… fue todo”.
No hubo mesa de dulces, pero sí hubo dos pasteles: uno de campechanas de Cuerno y otro, el clásico Soraya de Belmondo. Porque querían que se sintiera como una cena en su casa. Que se comiera bien. Que todo tuviera sentido. Y que la comida se recordara como un abrazo.




Hoy, cuando recuerdan su boda, no lo hacen por lo espectacular, sino por lo significativo. Por eso, su consejo para futuras parejas es simple pero certero: “Elijan muy bien a su wedding planner y confíen. Y si no saben a quién escoger… que sea Andrea Peltier”.
En un mundo donde muchas bodas se parecen, la de Carolina y Pablo fue única no por lo que tuvo, sino por lo que dijo. Una celebración sin pretensiones, llena de intención, que habla de un amor que se vive todos los días, en cada decisión, en cada rincón compartido.
La lista de sus proveedores y consejo para futuras parejas
Ellos tienen muy claro que podrían decirle a aquellas parejas que están comprometidas: "elijan muy bien a su wedding planner y confíen. Y si no saben a quién escoger, que sea Andrea Peltier.
Wedding Planner: Andrea Peltier – @ssah_ssah_ssah
Catering: Table Studio – @_tablestudio
Fotografía: David Lobo – @d___s___w
Gráfico: Santiago Malberu – @santo.system
Uniformes y staff styling: aliagonzalezabdo.com
Music Curator: @soundbites.music
Velo: @banzo__
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